Sentido del amor cristiano
Muchas veces se piensa que el amor es un sentimiento o una emoción, y si ello fuera así, estas expresiones cambiarían constantemente, que es algo que tenemos que sentir siempre, y cuando estos cambian se siente que ya no se puede amar o que ya no se sienten amados. En parte si tiene un sentido emotivo y sentimental, pero el amor es más que eso, no es solo una expresión simple concurrente o momentánea, es una acción, un deseo, es el sentir y querer amar.
“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante. No se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido. El amor no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1 Corintios 13: 4-7)
En el idioma griego, el amor es la expresión Caridad o Ágape, que significa “un amor de sacrificio”, es decir que es aquel amor sin ataduras y sin condiciones, en busca del bien y el deseo de la otra persona sin esperar que sea recíproco; el amor cristiano es querer el bien y lo mejor para el prójimo porque Dios es amor y como Dios es infinito, el amor lo es mucho más. Esta clase de amor es representada por tres santos, nombrados de igual manera, San Valentín.
El santo que representa la fecha fue un presbítero romano, con virtud y sabiduría que granjeaba la veneración de los cristianos y de los mismos paganos, médico y sacerdote que ponía en riesgo su vida para unir a las parejas en matrimonio en secreto, ya que el emperador Claudio II, conocido como “El Gótico”; lo impedía, porque que los hombres solteros y sin hijo alguno eran unos perfectos soldados. San Valentín se opuso a aquella ley, y desafío al emperador; siendo detenido y enviado a El Gótico.
Valentín siendo un converso al cristianismo aprovechó para hablar al emperador de su fe y, aunque en un principio al emperador le interesó lo que escuchó, fue disuadido por el gobernador de Roma, este tomando la decisión de decapitarlo. Por ello se considera a San Valentín como el patrón de los enamorados.
En el año 494 d.C el papa Gelasio I decidió que el 14 de febrero de cada año se celebre una festividad católica asociado a San Valentín, en vista de que antepuso su misión para dar su vida por el amor.
Lo importante de esta historia es que las personas sean capaces de captar la enseñanza que deja aquel santo, siendo una lección de vida y una identificación con Cristo, como “el martirio”; reflexionando en ¿cuántas personas ven su matrimonio, relación y amistad como un llamado para servir al Señor?
San Valentín demostró un compromiso con el Señor y el sacramento del amor. Por ello este día se dedica a orar por los matrimonios, las relaciones y las amistades como sacramento del renacimiento de Dios en la tierra; se piensa en el valor de cada una de ellas y en las razones por las que el Señor los unió, el por qué nos vincularía con aquella persona y no con otra; probablemente te ayude a cumplir tu misión en la tierra, tal vez aquella que te ayuda y apoya con tu día a día o que baja los temperamentos momentáneos, no se conoce las razones especificas pero sí que son enviadas por el Señor.
Misionera eudista Diana Correia