Manual de Piedad, una experiencia de fe hoy
Hablar de la espiritualidad francesa es remontarse al siglo XVII, que ha sido un período de renovación profunda de la fe y de la vida cristiana en Francia. Sus líneas centrales son la espiritualidad, espíritu misionero, preocupación por los pobres, renovación del clero. Estos ejes han marcado esta época de una manera extraordinaria; se ha podido conocer como el “gran siglo de las almas”. Su pensamiento teológico, la experiencia espiritual y los compromisos apostólicos de esos hombres y de esas mujeres, continúan ejerciendo hoy una influencia profunda en la Iglesia y en todas las partes del mundo. El hábito funge la virtud y el ocio engendra el vicio. Por ello para los eudistas la oración es el primer fundamento de la vida cristiana.
Entre esta generación de grandes misioneros espirituales que fueron todos, a un título o a otro, un cierto número pueden llamarse de una misma “espiritualidad” que se tiene costumbre de llamar, sobre todo desde Bremond, “La Escuela Francesa”. Se prefiere ahora la denominación de Escuela Beruliana, cuando se habla del maestro indiscutible que fue Bérulle y de sus principales discípulos: Condren, Olier y Juan Eudes (los que se nombran de buen grado “los cuatro grandes”). Las dos expresiones serán aquí empleadas indistintamente, aún si el de Escuela Beruliana parece más exacto.
Asimismo, el doble ministerio de misiones y de dirección espiritual va a conducir a san Juan Eudes a escribir numerosos libros enmarcados en este contexto espiritual. En su pensamiento, se trata de prolongar la acción de su predicación o de sus consejos orales. La lista de textos que él ha publicado, es muy larga. Algunos, además, han desaparecido. Otros, han sido impresos después de su muerte. No se señalarán aquí más que algunos de ellos, correspondientes a los años pasados en el Oratorio (1623-1643):
En consecuencia, en 1636: El Ejercicio de Piedad, manual para la vida cristiana de todos los días, varias reediciones; aparecen ya las fórmulas para la oración en familia (OC II 337-343). El padre Pedro Costil, uno de los primeros biógrafos de san Juan Eudes, nos dejó un testimonio muy interesante: “Los eudistas que visitaron cuarenta o cincuenta años después las mismas parroquias donde el P. Eudes había misionado, constataron que las familias utilizaban todavía las mismas oraciones aprendidas durante las misiones eudistas y las transmitían con gran fidelidad de padres a hijos” (P. Costil, Flores, ms. 31, p.43)
En 1637: La Vida y el Reino de Jesús en las almas cristianas. Esta obra, muy frecuentemente reeditada (una veintena de ediciones en el Siglo XVII, siendo considerada la de 1670 como “definitiva” o el Bestseller) entrega lo esencial del mensaje de san Juan Eudes. Dedicada a la Sra. De Budos, se dirige a todos los cristianos que desean servir a Dios en espíritu y en verdad. “Ser cristiano y ser santo, no es más que una misma cosa”. Este libro puede ser considerado como el correspondiente Eudista de los dos libros maestros de Francisco de Sales: La Introducción a la vida Devota (1607) y El Tratado del Amor de Dios (1616). Más abundante y menos bien estructurado, la obra de Juan Eudes es más explícitamente bíblico y teológico, más centrado sobre la comunión en Jesús: la vida cristiana es “continuación y cumplimiento de la vida de Jesús en nosotros”. Jesús viene a vivir y reinar en las almas cristianas.
En orden de ideas, la línea exacta de Bérulle y de Condren, Juan Eudes invita a todos los cristianos a “hacer profesión de Jesucristo”, a “continuar y cumplir los misterios de Jesús” y a “pedir que él los consuma y cumpla en nosotros y en toda la Iglesia”.
Ahora bien, las Constituciones de la Cjm piden que “cada provincia se esmere por mantener al día un manual de oración eudista que permita a cada hermano y a cada comunidad nutrirse de la tradición espiritual de la Congregación” (Const. 443.1). Los eudistas como hombres cordiales y espirituales nos guiamos por el “Oremos con San Juan Eudes”, que nos brinda la oportunidad de conocer, profundizar y gustar la rica experiencia espiritual de nuestro padre fundador.
En definitiva, la CJM como “Escuela de santidad”, nos ofrece a todos “la vida de los hermanos que se nutre en la Eucaristía, la Palabra de Dios y la oración” (Const. 6 y 35) para alcanzar la vocación a la santidad a la que todos hemos sido llamados.
P. Jormin Fermin, cjm
Formador Seminario Barinas