Divina pastora de Barquisimeto

Las ovejas de María La devoción a la divina pastora

 La devoción a la Virgen María bajo la advocación de la Divina Pastora, nace en Sevilla, España para el año de 1703, cuando al fraile capuchino Isidoro de Sevilla se le presentó en una visión, una mujer vestida de pastora y rodeada de ovejas. El fraile capuchino mandó a hacer un cuadro de la Virgen que se presentó como «La buena Pastora», dándole al pintor la siguiente descripción: «En el centro y bajo la sombra de un árbol, la Virgen Santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto hasta las rodillas de blanco pellico, ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el contorno de su cuerpo, y hacia el derecho, en las espaldas, llevará el sombrero pastoril, y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá unas rosas y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge hacia su regazo. Algunas ovejas rodearán a la Virgen, formando su rebaño, y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del avemaría con que la veneran. En lontananza se verá una oveja extraviada y perseguida por el lobo –el enemigo emergente de una cueva con afán de devorarla, pero pronuncia el avemaría, expresado por un rótulo en su boca, demandando auxilio; y aparecerá el arcángel San Miguel, bajando del Cielo, con el escudo protector y la flecha, que ha de hundir en el testuz del lobo maldito.» https://es.m.wikipedia.org/wiki/Divina_Pastora_de_las_Almas

A partir de este momento, esta advocación mariana llevó el nombre de «Divina Pastora de almas». Es curiosa la descripción que utilizó Fray Isidoro para detallar a las ovejas que estaban alrededor de María. Todas llevaban en sus bocas una rosa, representando el rezo del Ave María como la mejor forma de venerar a la Madre de Dios. No todas estaban con ella, la mayoría descansaba en su regazo, mientras que una -representando a una multitud- daba batalla en el fondo del lienzo, extraviada y perseguida por el lobo, el enemigo. Lo que más llama la atención de las ovejas de María, es que todas, incluso la que está extraviada, pronuncian y claman a la Madre de Dios, con la oración más sencilla y hermosa que podamos ofrecerle, el Santo Rosario. La historia de la «Divina Pastora de Almas» no termina allí, en 1736 los frailes capuchinos estando en la parroquia de Santa Rosa, edo. Lara, Venezuela, encargaron una imagen a un escultor famoso en Sevilla, España, la imagen de la Inmaculada Concepción. Al mismo tiempo la iglesia de la inmaculada Concepción de Barquisimeto, encargó a Sevilla una imagen de la Divina Pastora. Las imágenes, por cosas de Dios llegaron a destinos invertidos, y cuando el párroco de la iglesia de Santa Rosa quiso devolver la imagen de la Divina Pastora, esta se puso tan pesada que no pudieron sacarla del templo. El pueblo entendió está señal como que la Virgen quería quedarse con ellos. La Virgen de allí en adelante fue manifestando su amor por cada uno de ellos, y reforzó con milagros increíbles la creencia y la fe de todo aquel que sabía de ella. En el año 1855 la epidemia del cólera devastó a Venezuela, siendo la ciudad de Barquisimeto una de las más afectadas, decidieron nuevamente, así como las ovejas del lienzo, venerar a la madre de Dios y pedir su intercesión por todos los enfermos. Un año después, desesperados tomaron la decisión de llevar a la imagen en procesión hasta la Iglesia de la Inmaculada Concepción, y en la homilía el párroco de la misma iglesia José Macario Yépez, eufórico ofreció su vida por el fin de la epidemia. Dicen que ese mismo día la «Divina Pastora de Almas» empezó a hacer su milagro, y seis meses después el Padre José Yépez falleció, siendo él la última víctima del cólera en la región. Este año 2021, acompañamos a la Madre del Amor hermoso -como diría San Juan Eudes siendo nosotros las ovejas de su rebaño, esas que le ofrecen una vez más el Santo Rosario para que, así como en el año 1855, haga milagros en nuestras vidas y le regale la salud al mundo entero, dando fin a la pandemia. Nosotros, siendo las ovejas que gozamos del regazo de mamá María, debemos ir por aquellas que están extraviadas y perdidas en medio del miedo, de la tristeza y del dolor. No permitamos que el lobo, se apodere de ellas y hagamos siempre utilidad del arma más poderosa que tenemos. Recordemos que nosotros también podemos ser en algún momento esa oveja extraviada, y que lo único que nos hará volver será la oración. Ofrezcamos hoy esa bonita oración a la «Divina Pastora de Almas», pidamos que interceda por cada uno de nosotros, y veremos como ella con su divino amor y ternura nos sostiene en su regazo.

Diana Luján.

Misionera Eudista.

1 comentario en “Las Ovejas de María”

  1. Agradecemos a la misionera Diana Luján, por este artículo que nos recuerda la devoción venezolana a la DIVINA PASTORA. Que Dios le bendiga.

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