En el Trabajo se puede caminar en santidad

día del trabajador

Es necesario tener presente en todo momento, que el cristiano está llamado a santificar su vida, y una parte importante de esta es el trabajo, en el que por más grande o pequeño que a este se considere, no sólo sea instrumento del sustento diario, sino también, como apostolado, el lugar y espacio que llegue a sembrar la semilla del Reino de Dios.

Si es en medio de las cosas materiales de la tierra, donde debemos santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los hombres, entonces debemos hacer dentro del ámbito laboral, el espacio propicio para desarrollar gran parte de nuestro camino de servicio en lo que hagamos, realizándolo como si de él dependiera nuestra eternidad, de manera que sea una oración, una ofrenda agradable a Dios.

“La oración no consiste sólo en las palabras con las que invocamos la clemencia divina, sino también en todo lo que hacemos en obsequio de nuestro creador movidos por la fe” (San Beda el venerable)

El Papa Gregorio Magno enfatiza que el cristiano debe trabajar teniendo como horizonte siempre la eternidad, nuestra patria celestial (Flp 3,20). Al respecto afirma: “Todo cuanto hacemos en este mundo apenas tiene duración hasta la muerte; y llegando esta, arranca el fruto de nuestro trabajo. Pero, cuando trabajamos de cara a la vida eterna, el fruto de nuestro trabajo permanece.”

No cabe la menor duda de que, para todo lo antes expuesto, es menester que Jesús (el único y verdadero Santo) sea el mayor anhelo del corazón del hombre, quien impregnado del amor divino, clama al Espíritu Santo para que lo auxilie y guie en toda tarea.

Pidamos a San José, protector de María y Jesús, modelo de trabajador y hombre Justo, que nos enseñe a estar atentos a la voz de Dios y dejarnos guiar confiadamente por el Señor en todo momento, con sabia prudencia en la discreta, sana y silenciosa cotidianidad de nuestras diarias tareas.

Luis O. Cacciatore A. Asociado Eudista

1 comentario en “En el trabajo se puede caminar en SANTIDAD”

  1. Agradecidos con el hermano asociado Luis Cacciatore. Gracias por invitarnos a vivir nuestra santidad en nuestros lugares de trabajo

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