Hablar de Padre, es tener conocimiento de lo que es Dios en nuestras vidas. Muchos de nosotros pudimos haber crecido sin conocer la figura paterna, pero siempre crecimos escuchando de Dios, el que hacía grandezas, el que hacía noblezas y tenía misericordia, es decir, la figura de alguien que protege al mundo y nuestra historia. En esta realidad se puede entender que muchos han respondido con un sentido propio de paternidad, de protección y de cuidado, pero al mismo tiempo de justicia. En resumen el padre es un hombre justo. Esta relación cercana, íntima y directa con la que Jesucristo llama a su Padre-Nuestro.

El rol del padre en la familia es sin duda alguna un tema fundamental en la sociedad de hoy, ya que éste de alguna manera ha sido tergiversado, hemos perdido el sentido en el que podemos ver la realidad de lo que es un padre. Generalmente la figura paterna está íntimamente ligada a la autoridad y al trabajo fuerte, sin embargo, el vigor y la fuerza que hay en el hombre por su naturaleza no debe impedir los detalles para con su entorno, su autoridad debe ejercerse desde el amor, ese amor, que hará transmitir cosas buenas y positivas a cada miembro de su familia.

Tan importante es la figura del Padre que hasta el mismo Dios quiso que su hijo Jesucristo tuviese uno, por eso José, el hombre justo y humilde desempeña ese papel desde el momento, que de manera responsable asume a María como su esposa (Mt 1,24).

La presencia de la figura del Padre transmite seguridad en sus hijos, allí radica la importancia de su rol, debe ser sabio para que desde la dulzura y firmeza pueda impulsar hijos e hijas seguros y responsables, que puedan hacerle frente a las distintas situaciones que se le presenten en la vida.

En el evangelio tenemos la figura del Padre Misericordioso (Lc 15), en ella se refleja la importancia que tiene el Padre en saber esperar, en siempre orar, y perdonar desde el corazón, ciertamente también en corregir pero corregir con la firmeza del corazón, sin humillar.

San Juan Eudes no es un hombre del ayer, su experiencia y su palabra pueden llegar con provecho al padre de familia de hoy, para entrar en el estilo de vida de Jesucristo, para ser modelo a seguir, ser ejemplo, ser motivador, poder educar y amar a su esposa e hijos. Un padre que con su testimonio como bautizado haga que Jesús viva y reine en el corazón de su familia, que en la cotidianidad de los trabajos que ejecute para alimentar, proteger  y proporcionar bienestar a cada uno de sus miembros, encuentre el sentido pleno de su vocación a la familia y reconozca que Sin Dios ¡ nada soy, nada tengo !.

Asociados de la comunidad Temblador