El valor de la mujer en la Iglesia


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El valor de la mujer en la Iglesia

San Juan Eudes y las mujeres

Durante toda la historia, la cantidad de mujeres presentes en los actos de tipo religioso ha sido grande. Y no solamente en presencia sino también con la disponibilidad de ayudar y aportar con una entrega generosa. Lo vemos con san Juan Eudes que tuvo siempre a generosas mujeres que lo ayudaron en las distintas obras y misiones, algunas de ellas: Magdalena Lamy, Elizabeth de Ranfaing, María Rousseau, Madame Ana Blouet de Camilly, La duquesa de Aiguillon, María de Valléss, Francisca Margarita Patin, Lorenza de Budos, Francisca Renata de Lorraine, María de Boisdavid. Durante la misión de Ruan había podido admirar su generosidad: “Ustedes hacen revivir en la Iglesia de Dios ese espíritu de santidad que florecía entre los primeros cristianos”.

Evangelii Gaudium

El papa Francisco en la Exhortación Apostólica EG 103, escribe: “La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones. Por ejemplo, la especial atención femenina hacia los otros, que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la maternidad.  Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades  pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en  la  Iglesia.  Porque  «el  genio  femenino  es  necesario  en  todas  las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral»72 y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales.”

Aparecida

Y en el documento de Aparecida en el punto 9.5, nos habla de la dignidad y participación de las mujeres “Desde la antropología cristiana, se resalta la igual dignidad entre varón y mujer en razón de ser creados a imagen y semejanza de Dios. El misterio de la Trinidad nos invita a vivir una comunidad de iguales en la diferencia. En una época de marcado machismo, la práctica de Jesús fue decisiva para significar la dignidad de la mujer y su valor indiscutible: Habló con ellas (cf. Jn. 4, 27), las curó (cf. Mc. 5, 25-34) las reivindicó en su dignidad (cf. Jn. 8, 1-11), las eligió como primeras testigos de su resurrección (cf. Mt. 28, 9-10) e incorporó mujeres a su grupo (cf. Lc. 8, 1-3). La figura de María, discípula por excelencia entre discípulos, es fundamental en la recuperación de la identidad de la mujer y de su valor en la Iglesia. El canto del Magníficat muestra a María como mujer capaz de comprometerse con su realidad y de tener una voz profética ante ella.” Ap. 47

La relación entre la mujer y el varón es de reciprocidad y colaboración mutua. Se trata de armonizar, complementar y trabajar sumando esfuerzos. La mujer es corresponsable, junto con el hombre, ante el presente y el futuro de nuestra sociedad humana. Ap. 471, son las primeras transmisoras de la fe y colaboradoras de los pastores, quienes deben atenderlas, valorarlas y respetarlas. Ap. 474.

Gaudete et Exsultate

Y en la exhortación Gaudete et Exsultate, 12 nos dice: “Dentro de las formas variadas, quiero destacar que el «genio femenino» también se manifiesta en estilos femeninos de santidad, indispensables para reflejar la santidad de Dios en este mundo. Precisamente, aun en épocas en que las mujeres fueron más relegadas, el Espíritu Santo suscitó santas cuya fascinación provocó nuevos dinamismos espirituales e importantes reformas en la Iglesia. Podemos mencionar a santa Hildegarda de Bingen, santa Brígida, santa Catalina de Siena, santa Teresa de Ávila o santa Teresa de Lisieux. Pero me interesa recordar a tantas mujeres desconocidas u olvidadas quienes, cada una a su modo, han sostenido y transformado familias y comunidades con la potencia de su testimonio.”

Como podemos ver, los documentos eclesias muestran que  la mujer tiene un papel importante dentro de la iglesia, desde todo punto de vista teniendo como base el rol de ser madre como María, quien para cada uno de nosotros es una pieza fundamental como ser y dador de vida. Es así como cada una de nosotras debemos ir caminando  con pasos firmes dentro de este gran mundo como lo es la iglesia.

Carmen Elena de Hurtado y Ramón Hurtado. Asociados eudistas

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